Aunque uno de los pilares de la propuesta de la MLT para las primeras edades es la participación activa de la familia en el proceso de desarrollo musical del bebé, sabemos que es también muy importante la calidad de la aculturación musical que los pequeños reciben en su tiempo escolar, en las guarderías y escuelas infantiles de primer ciclo de educación infantil (de los 0 a los 3 años), donde pasan gran parte de su tiempo.
En cambio, la educación musical no es obligatoria en la etapa infantil, y desafortunadamente, las educadoras de educación infantil reciben muy poca y pobre formación musical en su formación inicial (magisterio).
Por eso, algunas de nosotras hemos empezado a implementar el enfoque de la MLT en contextos escolares de 0 a 3 años, dentro de las actividades lectivas de los centros. Las dinámicas de la sesión de música en estos contextos son diferentes de las que se establecen en el contexto de una clase de música en familia donde los bebés acuden con sus familiares. Son sesiones donde los bebés interactúan en el aula con la educadora musical, sin acompañamiento de sus papás o mamás, pero con el arrope de sus educadoras referentes y en un contexto que les es familiar y les da también seguridad.
Con tal de poder hacer llegar la vivencia musical cada vez a más centros infantiles, nos gustaría compartir pues vuestra experiencia aplicando el enfoque de la MLT en estos contextos. ¿Qué diferencias observáis respecto a las clases en familia? ¿Qué tipo de dinámicas distintas utilizáis? ¿Observáis diferencias en el tipo de respuestas e interacciones de los niños? ¿Con qué dificultades os habéis encontrado?
En mi experiencia, este tipo de sesiones son muy ricas en respuestas musicales, hay más espacio para la interacción individual ya que los niños interactúan más espontáneamente con la profesora, estableciéndose un diálogo musical muy tempranamente. Otro aspecto crucial es el poder implicar a las educadoras de cada grupo en las sesiones de música con nosotras. Para ello, es muy importante poder compartir espacios de reflexión e incluso formación con ellas, para transmitirles nuestro enfoque y metodología de trabajo y para hacerlas partícipes y activas durante las sesiones. Al compartir nuestra mirada de acompañamiento al desarrollo musical del niño, ellas ganan herramientas para observar y dar respuesta musical a los niños durante su día a día.
Pienso que puede ser muy nutritivo generar más debate y conocimiento compartido sobre este tema.
Alba Pujol Camins
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